viernes, 5 de diciembre de 2008

Otneimitneser


En medio de un campo de pradera, en hileras de cuatro en cuatro, como si estuvieran en un campo de concentración nazi, estaban ahí, todos los que se hacían llamar sus amigos, con caras inexpresivas, como si todos usaran la misma máscara, la máscara de estar ahí reunidos por mero compromiso, y no por que así les naciera.

El sol se ocultaba, y apenas si les lamía su cara. Él estaba enfrente de ellos, y los observo, estaba cinco metros delante de ellos, como si los fuera a fusilar, les lanzo una mirada profunda a todos, el viento comenzó a soplar, era frío, casi como una brisa polar, se pudo escuchar el sonido que provocan las ramas de un árbol lejano cuando se sacuden por el aire, entonces él trago saliva.

Comenzó a pensar, tenia tantas cosas que contar, tantos problemas que necesitaba buscarle sus soluciones, tenia que proyectarse, y estaba harto de hacerlo escuchando música y haciendo dibujitos, tenia que hablar con alguien, necesitaba que lo escucharan, necesitaba que lo apoyaran, necesitaba que le dijeran opiniones, necesitaba que alguien le dijera cual es el camino correcto, es por eso que los reunió a ellos, a sus amigos, a todos los que se llamaban sus amigos.

Volvió a echar un vistazo, y dijo:

- Lamento haberlos hecho venir, pero, necesitaba que vinieran, esto es algo importante, necesito que me presten atención por favor...

Aquellas primeras palabras viajaron a través del aire, y llegaron a las hileras de los cuerpos con máscaras inexpresivas que estaban enfrente de él, y en ese momento, los ojos de aquellos cuerpos empezaron a hincharse y a girar lentamente, empezaron a desplazarse, y salieron de sus cuencas, todos los pares de ojos salieron de sus cuencas para rodar, rodaron hacia al piso, dejando un delgado hilo de sangre, todos los cuerpos quedaron ciegos.

- Por favor, sino pueden prestar atención, al menos, denme su mano, necesito su apoyo en estos momentos tan difíciles, siento como si no pudiera seguir estando de pie, a veces es difícil respirar...

Aquellos cuerpos con rostros inexpresivos, seguían ahí parados, con agujeros rojizos en donde solían estar los ojos, en ese momento, la piel que se encuentra pegada en sus muñecas, empezó a carcomerse, se podía ver el hueso que conformaban aquellas manos, y en unos cuantos segundos, al unísono, todas las manos se despegaron de sus muñecas y cayeron al piso, todos los cuerpos quedaron mancos.

- Al menos, díganme unas palabras de aliento, me siento triste, y necesito que me den ánimos, aunque sean un par de palabras...

Los cuerpos ciegos y mancos comenzaron a sonreír, como si fuera una sonrisa de burla, aquella sonrisa comenzó a transfigurarse a una expresión horrible, como si fuera la sonrisa de un asesino al ver a su victima pidiendo a gritos compasión, después aquellos labios empezaron a tonarse morados, la piel empezó a agrietarse, tanto que se hicieron cenizas, y las lenguas se despegaron de sus bocas y se cayeron al suelo, como si fueran serpientes sin vida, todos los cuerpos quedaron mudos.

- Sino es mucho pedir, solo escuchen lo que les tengo que decir...

Sus orejas empezaron a doblarse, a arrugarse, como los capullos después de que fueron abandonados por sus gusanos, la piel que circunda a sus orejas se hizo chiclosa, y comenzó a crear una consistencia casi viscosa, de pronto las orejas se despegaron de aquellos cráneos, todos los cuerpos quedaron sordos.

- Acérquense, quiero sentir que están cerca, que están aquí para mi...

Aquellos pies comenzaron a quebrajarse, tronando cada hueso entre sí, se hicieron polvo, todos los cuerpos quedaron sin pies.

Él admiro el paisaje, el paisaje producido por aquellos cuerpos mutilados y sin vida, aquellos cuerpos solían tener ojos, pero no sabían prestar atención, tenían manos, pero no sabían ayudar, tenían labios y lengua, pero no sabían hablar, tenían orejas, pero no sabían escuchar, teñían piernas, pero no sabían esta ahí cuando se les necesitaba.

Miro de nuevo a los cuerpos, pero no fue capaz de reconocer a ninguno, ya que aquellos rostros estaban manchados por la indiferencia, la misma que abunda en tantas personas que realmente no se interesan, que dicen que ahí estarán, pero que realmente sabes que ni siquiera lo van a intentar.

El olor en el ambiente era pútrido, era un olor muy fuerte, pero aquel olor de la putrefacción no se podría comparar, con lo podrido que estaban las almas de aquellas personas.

- ¿Y donde están todos esos bastardos que se llamaban mis amigos?. Se pregunto para sí mismo.

"Donde deben de estar, quizás nadie los va a recordar,
uno, dos, tres, ellos ya no tienen pies
ni manos ni lenguas, ni ojos ni orejas,
que nunca vuelvan, ¡ya basta de sorpresas!".


Contesto una pequeña voz en tono de rima infantil, era la voz del resentimiento.

1 comentario:

Ángel L. M. dijo...

ooh está bien chido xD

muy... mmm.. cierto?
creo que es la palabra que más se acomoda ahorita xD