domingo, 21 de septiembre de 2008

El gato negro y gordo que solía visitarme.

Eran las 2 de la mañana, recién llegaba a la casa, estacione el auto y me baje de el, abrí la reja y en el camino entre la cochera y la puerta de la cocina se atravesó un gato, un gato negro y gordo, estuve a punto de pisarlo.

-Hey cuidado gato!, le grite.

-Discúlpame, es que ando desesperado me contesto el gato.

-¿Desesperado?, ¿desesperado por que?

-Estoy hambriento, muy hambriento y ando persiguiendo una rata, una rata enorme, gorda y jugosa.

-A con qué es eso, espera aquí gato, algo puedo hacer por ti.

El gato abría sus grandes ojos amarillos que parecían como diamantes dorados rellenos de luz.

Fui a la cocina y tome un pequeño plato hondo, y lo llene de leche, y salí de nuevo a la cochera. En seguida me miro el gato y se fue inmediatamente corriendo a esconderse debajo del auto blanco que ya no funciona.

¿Qué pasa por que huyes?, le pregunte pero el no contesto.

Me acerque y le puse el plato lleno de leche a unos cuantos pasos de su refugio, después de observar por unos minutos, al fin se atrevió a salir, miro el plato, y después me miro a mi y me dijo:

Estoy hambriento, pero yo no quiero leche, yo quiero aquella rata grande y gorda.

La leche es más nutritiva para ti ¿sabias?, anda tómatela toda.

Qué no quiero, yo quiero aquella rata grande y gorda, que se me ha escapado, maldita sea!. Grito el gordo y negro gato.

No pasa nada, después puedes atrapar a la rata, por ahora toma la leche, estas débil, sino la tomas morirás y nunca podrás atrapar a la rata.

El gato me miro con ojos de frustración, le dolía aceptar su verdad y el sabía que no era capaz de atrapar a la rata por que era lento y débil debido a su mala alimentación de gato callejero, así que no tuvo más que verse en la necesidad de tomar la leche que yo le di por mera lastima.

Hasta mañana y suerte con tu rata le dije mientras cerraba la puerta de la cocina. El gato no respondió, solamente me regreso una mirada de agradecimiento que al mismo tiempo expresaba el alivio que era para su cuerpo al fin alimentarse de una comida que tal vez no había probado en días o tal vez en semanas.

A la mañana siguiente el plato de leche estaba totalmente vacío.

A la noche del día siguiente, mientras sacaba la basura, el mismo gato negro y gordo se acerco, sin decir nada le pregunte:

- ¿Y tu rata? ¿Ya conseguiste cazar a la rata?

- No, la maldita rata es muy rápida, no la puedo alcanzar, y de nuevo estoy muy cansado y sin energías.

-No pasa nada le dije, espera de nuevo aquí. Me dirigí por el plato y de nuevo lo llene de leche, cuando regrese el gato seguía debajo del auto blanco que ya no funciona y le deje el plato lleno de leche.

-Hasta mañana y suerte con tu rata de nuevo.

A la noche siguiente no vi al gato negro y gordo, pero por alguna razón sabia que el regresaría, aun se veía lo bastante débil como para que fuera capaz de alcanzar a su tan anhelada rata, así que de nuevo le deje el plato lleno de leche, a la mañana siguiente el plato amaneció vació.

Pasaron las noches y así siguieron, yo no veía al gato pero sabia que el seguía viniendo y que aún no atrapaba a la rata, ya que cada noche, aquel plato lleno de leche amanecía vacío.

Una noche en que no podía dormir me asome un poco a la cochera, solo por curiosidad, debajo del auto blanco que ya no funciona estaba la silueta del gato negro pegada al plato de leche el cual dejaba sonar pequeños sorbos. Mientras el sorbía la leche dejaba escapar maullidos, aquellos maullidos eran sin duda el expresar de sus frustraciones, y el llorar de su desesperación, por que el quería devorarse aquella rata y aún no era capaz de hacerlo.

Pasaron muchas noches desde aquella primera noche, en la cual yo le llenaba el plato con leche al gato gordo y feo, y el iba a beberlo por completo, hasta que una mañana, cuando pase a ver el plato, el plato estaba completamente lleno, y me di cuenta entonces, que por fin aquel gato ceno rata.

Más tarde en la noche, mientras me encontraba sacando de nuevo la basura como habitualmente lo hago a las 11 de la noche, el gato gordo y feo apareció.

- Hola!, me saludo el gato con una voz un poco apagada

- Hola gato, le conteste yo

-Mírate gato!, ya te ves grande y fuerte, y ya no te ves tan feo, ves como te ha hecho bien la leche, por cierto ayer no te tomaste tu plato, ¿es que acaso cenaste rata?
-El gato se quedo callado, como si estuviera recordando lo que paso la noche anterior, después de medio minuto de silencio me dijo:

-Así es, ayer la vi de nuevo, corrí a toda velocidad mientras ella chillaba de desesperación, saque mis grandes y filosas garras, y en menos de un segundo la capture y la devoré.

-Bien por ti le dije, más por compromiso que por verdadera empatía.

-Sabes que, pero me di cuenta de algo, la rata no era para nada sabrosa, cada vez que yo intentaba atraparla y no podía me pasaba la noches imaginado cual era su sabor, cada vez que intentaba y no podía yo pensaba que realmente era una rata deliciosa, un sabor perfecto, pero, el día que la atrape me di cuenta que no.

-Al fin me di cuenta que la rata era una rata de alcantarilla y nada más.. Dijo el gato mientras mostraba un gesto pensativo.

-Te dije que la leche te caería mejor.

Cerré el bote de basura y me fui a mi cuarto me hubiera gustado seguir charlando con el gato, pero tuve un día difícil y lo que quería era dormir.

Mientras me dirigía a la puerta de la casa el gato me regalo una mirada, una mirada que nunca le había visto antes, tal vez era la mirada de la sabiduría.

Llene de nuevo el plato de leche y lo deje de nuevo cerca del auto blanco que ya no funciona, buenas noches le dije y me fui.

El gato se dirigió y empezó a beber la dulce leche hasta que se la termino, limpio los rastros blancos que quedaban alrededor de sus bigotes y comenzó a meditar.

Y ese día, el gato gordo y feo que se escondía debajo del auto blanco que ya no funciona comprendió que a veces uno se pasa la vida cazando algo que nosotros pensamos que es bueno para nosotros, algo que realmente nos pertenece, algo que nos obsesiona tanto que dejamos de disfrutar las demás cosas con tal de atraparlo.

El gato se acordó también que en el tiempo en que estuvo obsesionado por su rata, nunca había realmente disfrutado del sabor de la dulce leche que la vida le puso a su alcancé por coincidencia, y al acordarse de esto, miro inmediatamente el plato, estaba casi vació, quedaban solo un par de gotas de leche, las lamió, y cuando descubrió lo dulce y delicioso que sabían, comenzó a llorar.

Y fue ahí cuando comprendió, que a diario bebió leche, pero que realmente nunca la había disfrutado, por que estaba demasiado ocupado pensando en lo que quería y no tenia a su alcance.

De pronto el gato gordo y feo empezó a sentirse mal, su cuerpo estaba reaccionando, aquella rata de alcantarilla que había comido la noche anterior estaba envenenada, es por eso que el gato fue capas de alcanzarla y devorarla y aquel veneno comenzó a trabajar dentro del cuerpo del gato, el gato gordo y feo se sentía intoxicado y con sus ultimas fuerzas camino un par de cuadras, se adentro en un terreno baldío y murió. Los dorados diamantes rellenos de luz del gato se apagaron poco a poco, como negandoze a marchitarse por la culpa de su capricho.

A la mañana siguiente el plato estaba vacío, y aquella noche volví a llenarlo, a la mañana siguiente mire con sorpresa el plato lleno de leche y me sorprendió, pasaron 5 días y cada noche dejaba yo el plato lleno de leche para darme cuenta que a la mañana siguiente el plato seguía lleno.

A la sexta noche tome el plato pero no lo llene de leche, fui y lo tire a la basura, sabía que el gato no regresaría, algo en mi interior me decía que algo había pasado, y desde esa noche, aquella noche en donde desee haber visto al gato gordo y feo pero que no lo vi, me entristecí por el pobre gato.

Y desee con todas mis fuerzas que aquel gato gordo y feo realmente tuviera siete vidas para que así tuviera la oportunidad de venir cada noche de sus próximas seis vidas a disfrutar cada plato de leche dulce que yo le ponía debajo del auto blanco que ya no funciona, por que estoy seguro, por que yo se que ahora, su lengua lo dejara comprender, lo dulce que saben las gotas de leche que nos regala la vida.

4 comentarios:

miss-strange dijo...

Miguel ...
Me dejaste completamente
sin palabras con tu escrito sabes una cosa hace un poco mas de un mes pase por una situacion similar
un maldito capricho que solo envenenaba y lastimaba mis VERDADEROS DE DESEOS!, estaba completamente aferrada a algo que solo me destruia y creo que te conte todo lo que paso verdad ?


Sabes que te aprecio mucho miguel
y nos estamos leyendo por aqui
tqqqq (L)

Ángel L. M. dijo...

La verdad está con madre, creo que escribes con madre y que piensas muy bien cada palabra que dices.

Un saludo...

mientras seguiré persiguiendo a mi rata, después de tomar un plato de leche.

x)

brenn dijo...

(:
no se que decir.

maionesita dijo...

kiero mi rataaaaaaaaaaa pro me falta la lecheeee jajajaja
igual de bueno miguel